Blade Runner

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Vista con perspectiva, muchos consideran a esta película como la obra que consagró a Ridley Scott aún por encima de Alien. Lo cierto es que en 1982, en plena efervescencia del frívolo cine de acción ochentero, nadie daba un duro por una propuesta tan arriesgada como esta. Y esto es literal: Ninguna productora estaba dispuesta a sufragar los faraónicos gastos de unos decorados y props que parecían diseñados al servicio de la extravagancia. Pero la financiación logró llegar a tiempo. ¿Cómo habria cambiado la historia del cine de ciencia ficción de no haber sido así?

El apartado visual es simplemente soberbio. No solo en cuanto a recursos de rodaje: Los escenarios destacan especialmente, creando una atmósfera densa y creible que va absorbiendo inexorablemente al espectador. Pero el mejor aval de la calidad del apartado es sin duda la iluminación: Blade Runner emplea las luces como recurso expresivo: siluetas oscuras recortadas contra neones, claroscuros que esculpen las expresiones en los rostros, humo para aportar turbidez…etc. El uso de estos contrastes de luces y sombras duras son característicos del cine en blanco y negro pero aquí son aplicados con maestria, enriquecidos con los matices que aporta el color. Ponen el colofón los efectos digitales revisados y la extraordinaria remasterización de la versión Blu-Ray, que hace que parezca haber sido rodada directamente en digital.

Argumentalmente supuso un puñetazo encima de la mesa de la ciencia ficción. El futuro deja de ser una fantasia optimista y brillante, y se convierte en una oscura y plomiza distopía. Una carta abierta a la metafísica e introspección. Aunque hoy en día la historia pueda parecer algo escasa, hay que comprenderla en su momento y valorarla por su influencia en obras posteriores. Si se hallan presentes algunos simbolismos que  sirven para aportar capas de significado. El guión mantiene un nivel notable, con abundantes citas que ya han pasado (merecidamente) a la memoria colectiva del medio. Las actuaciones no se quedan atrás, aunque llama la atención el sempiterno Harrison Ford, que parece ligeramente aburrido durante toda la película.

Conclusión:

Antigua película de culto y reciente éxito comercial, visionado imprescindible para todos salvo para impacientes patológicos. No soy partidario de valorar una obra por su impacto, prefiero centrarme en su valor intrínseco… y sin embargo en este caso debo hacer una excepción y corregir al alza. Puede que Blade Runner no sea la mejor película de ciencia ficción, pero su apartado técnico, su audaz argumento, y su inolvidable ambientación y personajes son razones más que suficientes para hacerla digna de figurar entre los referentes intemporales del género.

Nota: 8/10

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