Justin Bieber: Nunca Digas Nunca

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El siguiente análisis es una inocentada correspondiente al 28-12-2013. Se mantendrá el contenido original íntegro pero se retirarán las categorías.

Hace poco más de dos años que llegó a la gran pantalla esta película documental sobre la vida de Justin Bieber. Todos nos preguntamos, naturalmente, qué interés puede tener hacer una biografía de alguien que apenas ha dado sus primeros pasos. No me imaginaba lo equivocado que estaba.

Jon Chu se pone detrás de la cámara para contarnos la historia de este fenómeno de masas. Versado como es en la filosofía existencial, concibe la película como una metáfora del recorrido por las diferentes etapas de la vida hasta la meta final de todo ser racional. El director, se arriesga aquí identificando este objetivo trascendental con el concierto en Madison Square Garden, que en la cultura musical tradicionalmente se identifica como el éxito por antonomasia. No será un camino fácil, como tampoco lo es la vida, plagado de baches y dificultades que nos recuerdan que incluso las grandes estrellas son humanos y pueden caer como un árbol en mitad de la tormenta. Como contrapunto ante semejante exposición filosófica, y considerando con acierto que el público objetivo es el juvenil, la obra está sazonada con los inicios del cantante y sus grandes éxitos.

Pero no nos engañemos, no es Jon Chu ni su deliciosa disquisición filosófica a quien vamos a ver. Justin acapara merecidamente el 95% de la atención de toda la película y aún me parece poca dada la profundidad y la fuerza de carácter de este chico. Desde el principio se nos presenta a un joven sencillo, que quiere ser un chico normal a pesar de sus extraordinarias habilidades. Y es que desde que era un niño demostró su talento en toda actividad que emprendía, ya fuese haciendo sus pinitos en el campo de la física analítica con apenas 5 años o tocando toda suerte de instrumentos sin que nadie le enseñara. Hay que estar agradecidos por toda esa música que ha legado, aunque a veces uno no puede sino lamentar el científico que ha perdido la humanidad.

Conclusión:

Soy consciente de que para todos los que le hayáis quedado cantar me he quedado corto en elogios y alabanzas pero he querido poner mi granito de arena desde una posición objetiva y neutral. No por nada Rolling Stones calificó a Justin como la gran promesa de nuestra generación y que no tardaría en eclipsar a leyendas como los Beatles o Michael Jackson, como efectivamente así ha sido. Espero que esta crítica haya sido un sencillo aunque sentido homenaje ante esta estrella que tan pronto se nos va. Si le hurtó la máxima calificación, es porque aun siendo maravillosa considero que no le dedica suficiente atención a Justin y si a sus ayudantes con conjuntivitis.

Nota: 9/10

Descanso Navideño + Rant

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Estas son fechas de paz, amor y b… A quien pretendo engañar… estas son fechas de comer hasta reventar. De eso va todo, ¿no? de devorar ingentes cantidades de mariscos. Y yo os planteo, ¿Por qué mariscos? El 79% de los encuestados prefiere un buen chuletón a una langosta… La respuesta es clara: Esnobismo, ¿Comprar comida cara porque se puede, aunque no se quiera? Año tras año nuestras pescaderías son coloboradoras necesarias de ese genocidio submarino. Toneladas métricas de gambas, percebes, langostinos, bogavantes son cruelmente sacrificados bajo la ingenua esperanza de poder satisfacer a una sociedad insaciable.

Vale, vale. En realidad el bienestar de los mariscos me importa un cuerno, para que voy a mentir. Pero para aquellos a los que os gusten «los frutos del mar», os diré algo que deberíais saber: Son reservorio natural de todo tipo de enfermedades infecciosas. Destacan principalmente el virus de la Hepatitis A y las bacterias del género Vibriae, entre otros cientos. Pues claro que si, ¿quién se iba a dedicar a vacunar las gambas una por una? A los pescadores y tenderos les resulta indiferente venderos armas bacteriológicas, como si les da por alimentarse del nutritivo plancton de Fukushima, o como si están contaminados por hidrocarburos, o metales pesados. Al fin y al cabo, ¿Quien tiene un espectrógrafo de precisión para analizar los compuestos presentes en los centollos?¿O un contador Geiger para garantizar la radioseguridad de los mejillones?

Así que ya sabeis, si no quereis arriesgaros a sufrir afecciones gastrointestinales y hepáticas de severidad, decid no al marisco. Por contra, decid si a la ternera: animales nobles , ávidos de entregar su vida de forma desinteresada para garantizar el bienestar nutricional de sus amigos humanos.  Si las vacas pudieran hablar, me darían la razón.

Pero estoy divagando: el motivo tras el post es avisar que echaremos el candado hasta después de reyes. Son malas fechas para mantener un ritmo de visionado aceptable y no queremos que se resienta la calidad, pero volveremos con las pilas cargadas el año que viene. Desde Licencia para Criticar os deseamos unas felices fiestas, seais ternerófilos o mariscófilos.

Ángeles y Demonios

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Ron Howard vuelve a la carga con la que es la secuela del lucrativo Código DaVinci. Y es que el dinero no dura para siempre sería una lástima abandonar la producción de una saga con tanto tirón comercial fan. Chascarrillos a parte: después de la soporífera precuela, uno no podía si no temerse lo peor… Afortunadamente en esta ocasión estamos ante un producto que, en mi opinión, está mucho mejor terminado.

El argumento recicla ingredientes de su antecesora e inspiradora, pero es mucho más concreto y cambia el teatro de operaciones: esta vez el Profesor Langdon, Doctor en Simbología y detective amateur, será convocado de urgencia por las autoridades vaticanas. El motivo:  un aviso terrorista (reivindicado por los Illuminati) que amenaza con borrar la ciudad del mapa. Por si no fuera poco, la iglesia se halla inmersa en pleno cónclave, lo cual complicará las pesquisas y empeorararía las posibles consecuencias.  ¿Conseguirá el Doctor Langdon vencer al reloj y evitar que la cuna del catolicismo sea consumida por la luz?

En el plano técnico tenemos una película muy similar a la anterior. Destacan unos efectos digitales menos abundantes, pero mucho más espectaculares y detallados. La fotografía sabe captar con gran detalle la pompa vaticana, y utilizarla para construir a una ambientación excelente, que te traslada ipso facto al lugar de los hechos. También aparecen muchos de los puntos turísticos de la ciudad, transformados en escenarios de lujo que dan bastante caché a la producción. El montaje es mucho más dinámico que en la precula, no pierde el tiempo divagando, es bastante lineal y en algunos momentos incluso se percibe ágil, jalonado en todo momento por una acción bien dosificada.

Las interpretaciones bastante decentes. Aún teniendo menos nombres reconocibles que la anterior, sirven a una trama que siendo más fantasiosa paradójicamente resulta más creible. Remarcable papel de Ewan McGregor que destaca sobre el resto del reparto. Aunque argumentalmente siga presentando defectos lógicos, no son tan aparentes como para perjudicar a la narrativa. Aún siendo una historia menos ambiciosa, se nota mucho mejor trabajada. Sobre todo el final: Mucho más climático y cinematográfico que el del Código DaVinci

Conclusión:

Puede que Ron Howard tenga a sus espaldas una carrera irregular, pero esta ocasión puede contarse entre sus aciertos. Un thriller híbrido de acción e intriga: Ángeles y Demonios se deja ver. Es más, resulta interesante de ver. Desde luego que no posee toda la trascendencia de la que se enviste… pero a pesar de los pesares es una propuesta directa, no exenta de buenas ideas. No será de las que recordeis, pero os hará pasar un buen rato.

Nota:  6/10

El Truco Final (The Prestige)

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Diríase que estamos en la «semana Nolan» del blog. Pero en realidad que ambos análisis compartan director se debe a un hecho fortuito. El Truco Final, dirigida en el 2006 por el susodicho y con Hugh Jackman y Christian Bale como protagonistas, es una película que sin duda merece nuestra atención.

La historia es sencilla a la par que original. Nuestra película de hoy arranca en el Londres victoriano tardío, al umbral del S.XX, donde nos son presentados ambos protagonistas. En un primer momento compañeros de trabajo en una troupe de ilusionistas, posteriormente adversarios irreconciliables. La ironía es que dicha rivalidad no surge de las diferencias personales, si no de las similitudes: Distanciados por un hecho muy concreto, ambos aspiran a convertirse en el mejor mago de la historia, pugna que podría haberse alargado indefinidamente de no ser porque uno de ellos consigue desarrollar «El Truco Final». Un artificio como jamás el mundo ha conocido.

Valorando la técnica no hay mucho que decir, pero todo es bueno. Nolan rueda con la misma solidez a la que nos tiene acostumbrados, planos más funcionales que artísticos, pero no exento de sugerentes movimientos de cámara y zoom (muy en su estilo), que cincelan una ambientación densa y bien trabajada. Una fotografía instalada en el claroscuro (sin implicar perdida de detalle) es sobre la que se construye ese universo sutilmente lóbrego.

El argumento es sin duda lo mejor de la cinta. Ya no es que sea original, además está bien llevado en todo momento. Tiende un poco a la repetición en el tramo central, pero no lo suficiente como para aburrir. Interpretativamente, el casting cumple sobradamente (salvo quizás cierto cameo histórico de dudoso parecido físico….), desenvolviendose en un mundo que trasmite frialdad e indiferencia. El tramo final termina siendo mucho más elaborado y sorprendente de lo anticipable.

Conclusión:

Aunque típica en sus formas, El Truco Final muestra un contenido poco acostumbrado, precedido por una narrativa de gran calidad que huye de la espesura por un lado, y de las prisas por el otro, hasta adquirir un ritmo intermedio con un cierto matiz de suspense. Lo que Nolan nos cuenta es una historia de dos magos rivales, lo que además esboza podría valer como ensayo superficial sobre la obsesión humana. Sin ser esta una propuesta particularmente espectacular, el hábil manejo de técnica y narrativa la hacen más que recomendable.

Nota:  7/10

999 & Virtue’s Last Reward

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Hoy presentamos una recomendación doble. Se trata de dos videojuegos distintos, el 999 (NDS) y el Virtue’s Last Reward (PSVita/3DS), que comparten planteamiento, ingredientes, e incluso algunos elementos de la trama, si bien son perfectamente jugables por separado al no compartir historia principal.

Ambos pertenecen al género de los Visual Novel. Un tipo de juego muy japonés que rara vez ve la luz en occidente cuyo aspecto primordial es el argumento. En este género los juegos pivotan en torno a historias complejas y detalladas, desarrolladas a través de guiones de gran calidad, y cuyo desarrollo se ve condicionado por nuestras elecciones en el juego. (La saga de Phoenix Wright, o el Ghost Trick serían otros ejemplos de Visual Novels)

Pero el género no se limita a leer y elegir: en los casos que hoy nos ocupan, la historia integra una jugabilidad muy original, con una interfaz y desarrollo propio de  aventura gráfica. Y dicha aventura se construye en torno a una gran cantidad de puzles y enigmas matemáticos, que pondrán a prueba nuestro intelecto y nuestra capacidad de cálculo. Los puzles se encuentran en salas, de las cuales no podremos salir hasta haberlos resuelto. Hay que destacar la gran variedad y originalidad de dichos puzles así como su dificultad (lo suficientemente alta para estrujarnos la cabeza, lo suficientemente inteligible como para poder renunciar a guías)

Ahí no termina el asunto. Pues falta un tercer pilar: La ambientación.  Es simple y llanamente excelente. Casi perfecta en 999, y menos consistente en Virtue’s, pero ofrece un telón de fondo fascinante en ambos casos: Los personajes han sido secuestrados por un desconocido que se hace llamar «Zero», y obligados a jugar a una especie de juego de supervivencia llamado «Nonary Game». El diseño de personajes también es excelente, son variopintos, están muy bien defininos por el guión, y dan lugar a muchas interacciones interesantes dentro de las historias.

Ya para terminar: Los juegos incluyen múltiples rutas y finales según nuestras elecciones: buenos, malos y regulares, pero con gran calidad y detalle la mayoría de ellos. Por último: a lo largo de los juegos nos son narrados eventos, experimentos o hechos científicos como parte de la ambientación. La gracia del asunto es que algunos están demostrados científicamente, y otros son teorías pseudocientíficas o simples invenciones de los guionistas. Pero no te dicen cuales son auténticos y cuales fabulados, si quieres saberlo deberás ir a wikipedia: original tributo a la curiosidad.

En mi opinión se trata de dos de los juegos más originales que han salido en mucho tiempo. Interesantes y enrevesadas tramas en las que todo termina por encajar, acompañadas de un guión inteligente y con mucha pegada, en una ambientación bastante tragicómica, con un cierto toque de suspense e incluso terror. O dicho de otra manera: Es como una serie de anime sobre «juegos de supervivencia», solo que mucho más compleja, cuidada e interactiva. Imprescindibles.

[Trailer Virtue’s Last Reward]

El Caballero Oscuro

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No es ningún secreto que no soy ningún fan de las películas de superhéroes que Hollywood nos encasqueta asiduamente, todas cortadas por el mismo esquema: una trama lamentable y personajes planos y estereotipados. Hasta que llegó Nolan y le dio la vuelta al género.

En esta segunda entrega, el crimen organizado y la delincuencia que antaño imperaban en Gotham están siendo acorralados por un puñado de héroes que siguiendo el ejemplo de Batman no temen hacer frente a los mafiosos. Todo cambia cuando entra en escena un estrambótico delincuente cuya firma es una carta del joker. Este pintarrajeado villano rompe el equilibrio de poder, y con sus demoledores e imprevisibles golpes pone en jaque a la ciudad de Gotham y desborda a las fuerzas del bien.

Chris Nolan redimensiona la adaptación del cómic y le da una profundidad a su obra sin precedentes en el género. El argumento, que sitúa la película a medio camino entre el cine de acción y el drama, está construido con esmero y prestando atención a los detalles. El tema de fondo de la película es la moralidad y nos la presentan desde las perspectivas de los distintos protagonistas y sus particulares visiones. Quizá su mayor virtud sea también su mayor defecto, pues aunque es cierto que la película es muy vibrante e intensa, también lo es que intenta abarcar demasiado y no consigue la profundidad pretendida.

Si hablamos del reparto, sin duda Heath Ledger es el alma de la película. Su interpretación del Joker es magistral, dando vida a un personaje magnético que acapara toda la atención cada segundo que aparece en escena. También cabe destacar la actuación de Aaron Eckhart con cuya actuación es el contrapunto del joker. El resto del reparto repite en esta segunda entrega, y mantienen el nivel de la primera parte.

El apartado técnico evoluciona respecto a la primera entrega, dejando de lado escenas demasiado espectaculares pero sin contexto. La acción está más condensada, pero resulta más efectiva e intensa.

Conclusión:

El Caballero Oscuro mejora cualitativamente a su predecesora y saca un mundo de distancia al resto del género. Una película inteligente y rápida. Únicamente se lamenta que parte de la energía se pierde en tramas secundarias que no llegan a desarrollarse y roban minutos de metraje de la trama principal.

Nota: 8

Oldboy (올드보이)

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La película de hoy es unánimemente considerada como la obra cumbre de Park Chan Wook, director surcoreano que no necesita más presentación. Aunque confieso que no es mi favorita, no me cuesta imaginar porque es señalada como la mejor: Oldboy es una película excesiva. Excesiva incluso en el contexto de su filmografía previa, el diccionario se queda corto para  definir los excesos de un Chan Wook desatado, cuya genialidad atropella por igual a sus personajes y a sus espectadores.

Oldboy es la historia de O Dae-Su. Un padre de familia de costumbres disipadas. Un día es secuestrado por unos desconocidos y mantenido en cautiverio durante 15 largos años que irán minando su cordura. Cuando ya ha perdido toda la esperanza, se encuentra súbitamente liberado de su prisión y con una sola idea en la cabeza: averiguar la identidad de sus secuestradores, los motivos tras su secuestro, y lo más importante: consumar su venganza.

El argumento es el único apartado no sobresaliente: a pesar de ser bastante elaborado tiene varios altibajos, le falta verosimilitud, se nota impostado y tendente a caer en el efectismo. Esto no supone un problema teniendo en cuenta que se trata de un película conceptual, al igual que sucedía en Sympathy for Mr. Vengeance. A pesar de lo trágico de la trama, el director sabe dar algunas puntadas de humor macabro con un cierto componente absurdo. Por otra parte, el guión alcanza momentos de genialidad, con frases dignas de la posteridad, en resonancia con la ya acostumbrada (y excelente) narrativa visual del director.

Técnicamente estamos ante una obra extraordinaria. Esta película es sin duda un referente absoluto del vanguardismo cinematográfico:  tanto el sofisticado sentido de la estética del director como sus amplios conocimientos técnicos dan vida a un sistema de imágenes poderosas: atípicas a la par que inteligibles, alcanzando una intensidad pocas veces vista y montadas con gran precisión. No es de extrañar que sus planos,  sus técnicas de rodaje,  sus recursos de montaje…etc. sean objeto de estudio en muchas academias de cine y libros especializados. A ello contribuyen una fotografía no menos extraordinaria, que despunta con un magistral uso de la iluminación y los filtros, así como una OST a la altura del conjunto.

Por último, pero no menos importante: las actuaciones.  El casting hace un trabajo perfecto que incluso compensa las carencias de la trama. Los personajes de Oldboy, principales y secundarios, mantienen el tipo aún en las más extremas situaciones. Especial mención merecen Choi Min-Sik y Yoo Ji-Tae, cuyas interpretaciones resultan sobrecogedoras.

Conclusión:

A Park Chan Wook le importa un pimiento la corrección política. Esta es una producción alimentada por una violencia visceral, ambientada en un microcosmos oscuro y obsesivo en el que viven monstruos humanos.  Valiéndose de una técnica magistral sostenida sobre un apartado visual impecable,  Chan Wook nos traslada a este salvaje y disfuncional universo. Esta no es una película para personas impresionables, tampoco para los que busquen una experiencia al uso. «Aunque no sea más que una bestia, ¿acaso no tengo derecho a vivir?» Si, Oldboy… Tienes más derecho que nadie a vivir en una industria tan empachada de autocomplacencia y dinero fácil, en la que el arte, el talento y la originalidad son especies en peligro de extinción. Ójala, digo, hubiera más bestias como tu.

Nota: 9/10

LPC Recomienda: Papers Please!

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Hoy abordamos uno de los videojuegos más originales y sorprendentes del año. Se trata de un desarrollo independiente, obra de Lucas Pope quien se ha encargado tanto del arte como de la programación del título. Su propuesta no podría ser más delirante: Papers Please es un simulador de agente aduanero con estética 8 bits y sabor a aventura gráfica.

Así pues encarnaremos a un intrépido funcionario al cargo de un control fronterizo, y como tal deberemos lidiar con una burocracia que aumenta exponencialmente en complejidad a medida que se aprueban nuevas regulaciones o se decretan nuevas medidas de seguridad. Nuestra tarea consistirá comprobar los documentos de inmigrantes y ciudadanos para asegurarnos de su validez, y aprobar o denegar su ingreso en nuestra querida patria arstotzkana, según proceda.

Pese a buscar contradicciones o errores en los documentos puede llegar a hacerse repetitivo, el juego ha sido diseñado de manera muy inteligente de modo que a medida que este avanza irán cambiando los aspectos que debemos revisar. También dispondremos de nuevas herramientas como la posibilidad de detener sospechosos, cotejar huellas dactilares, o escanear  transeuntes en busca de armas o contrabando. Pero no todo es gloria en la fría frontera de Arstotzka, al final de cada mes hay que pagar las facturas. Del mismo modo que recibiremos una comisión por cada ciudadano correctamente procesado, recibiremos penalizaciones si autorizamos a un irregular, o denegamos a alguien que lleve los papeles en regla. Y es que para ser buen aduanero hay que ser rápido, pero también metódico y eficaz.

Esa insólita jugabilidad no es el único atractivo del título:  Durante el desempeño de nuestro trabajo, seremos testigos de como va desarrollándose una historia. Sin ser el no-va-más de la narrativa, está escrita con bastante gracia y abundantes dosis de humor negro bastante cebado en los estereotipos. Ahi no termina la trama, pues ésta se verá condicionada por nuestras decisiones. El juego incluye múltiples finales según como hayamos actuado ante determinados hechos clave que se nos presentan de forma inesperada (incluyen elecciones morales y algunas sorpresas.)

Papers Please es un juego simple en cuanto ingredientes, pero ha sido diseñado con astucia para aprovechar toda la variedad de combinaciones que estos pueden dar entregando un producto muy rejugable y viciante. Sin ser un imprescindible si que es con diferencia de los mejores juegos indie del año. Más que suficiente para figurar en esta sección.

Slumdog Millionaire

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Aclamada unánimemente por la crítica, uno se pregunta qué tiene esta película que fue la sensación del momento. Aunque no destaca especialmente en ninguno de sus apartados, el gran atractivo de Slumdog millionaire es la forma tan curiosa y original en que se nos presenta una historia, por lo demás bastante convencional.

Jamal Malik es el concursante de la versión india del concurso ¿Quién quiere ser millonario? A pesar de haber crecido en la calle y casi sin educación, se muestra imparable en el concurso acertando una tras otras todas las preguntas que se le plantean. Detrás de cada respuesta hay una historia que nos adentra en la infancia y juventud de Jamal y su hermano Salim, y las dificultades que tienen que afrontar para sobrevivir entre la pobreza y miseria de la India. Como plano de fondo de esta historia, permanece latente una historia de amor entre el protagonista y Latika, una huérfana de su edad.

El director construye la trama de una forma muy curiosa aunque consigue un resultado muy logrado. Utilizando el concurso como nexo de unión de la trama, el argumento se construye a partir de historias individuales del protagonista que de una forma amena consigue mostrarnos distintas realidades de la India, como la miseria o los conflictos religiosos, pero también las coloridas tradiciones y costumbres. Además, gracias a que las historias se presentan en orden cronológico ayuda a crear una visión de conjunto omitiendo las partes más intrascendentales.

Imitando el estilo de Bollywood, pero ahorrándonos sus interminables coreografías, la temática abusa del colorido de la India de un optimismo a veces demasiado artificial. Aun así logra una fusión complicada entre el cine occidental y el indio.

Las actuaciones en general son muy sólidas, sobre todo la del carismático protagonista (en su versión adulta). Quizá la única excepción sea la del presentador de televisión, cuyo comportamiento es incomprensible.

Conclusión:

Danny Boyle demuestra un gran talento con esta obra. Si le añadimos al exotismo de la cara oculta de la India, nos tragamos encantados una historia que contada de otro modo hubiera sido bastante convencional. El único defecto vistoso que le encuentro, aunque según creo es intencionado, es que aunque la temática central de la película es la miseria y la pobreza, la película destila un tono demasiado alegre y algodonado.

Nota: 8/10

El Código DaVinci

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Basada en el  fenómeno literario que sacudió las librerías de medio mundo, no pasó mucho tiempo antes de que apareciera la versión cinematográfica que hoy analizamos. La película nos hace partícipes de las peripecias del Dr. Robert Langdon, profesor universitario especializado en simbología, cuando éste se ve inmiscuido en una antigua conspiración de escala global. ¿Conseguirá Langdon desentrañar los misterios que se hallan tras la leyenda?

Técnicamente tenemos una producción más que aceptable. Más cerca de las convenciones que de la vanguardia, con una fotografía austera y unos planos funcionales logran resolver las intenciones de la narrativa en todo momento. Aunque no se prodigue en efectos especiales, si que hay presencia del 3DCGI en algunos flashbacks de acabado técnico decente, pero quizás excesivamente filtrado. A nivel sonoro: Perfectamente olvidable…

En cuanto al montaje: primer error. No por críptico, si no por obvio y cansino. Una cosa es que haya mucho que contar, y otra tener que emplear 3 horas de las cuales la mitad transcurren a ritmo mortecino. Interpretativamente tenemos un casting de lujo, figuras tan reconocibles como Ian McKellen o Jean Reno no fallan, como tampoco falla el cabeza de cartel Tom Hanks, aunque si da la sensación de que están aburridos por momentos. O quizás es que no se terminen de creer sus papeles, y es que a la hora de adaptar desde un libro hay que tener en cuenta  que la lógica de la pantalla no es la mísma que la del papel. Lo que en un libro puede colar mediante subterfugio literio, en la pantalla se convierte en algo obvio que mina la credibilidad de la historia principal. ¿Los motivos? Defectos lógicos evidentes, personajes al borde del ridículo, por decir dos.

Conclusión:

El Código DaVinci no es una mala película, pero dista de ser recomendable para nadie que tenga cosas mejores que hacer en 3 horas. La sinopsis promete intriga histórica capaz de estimular la imaginación así como un final épico y trascendental. Lamentablemente la mitad de los que caigan en ese falaz reclamo estarán durmiendo el sueño de los justos antes de que termine. Los que permanezcan vígiles disfrutarán de una historia original, con sus giros y buenas ideas, y aunque no se arrepentirán de haberla visto dirán que no es para tanto. Pues eso mismo digo yo: No es para tanto…

Nota: 5/10