Si tuvieramos que clasificar esta producción canadiense (rodada en francés quebequoi), sería sin duda un drama. Aunque más revelador sería enmarcarla dentro del subgénero de «Películas de maestros». Ya sabéis, el tipo de cinta que muestra a una clase sumida en diversos problemas, que se verán solucionados con la llegada de un nuevo profesor que viene a ilustrar los más altos valores de su profesión. Siendo sinceros, la propuesta resulta poco original, nos la han contado ya más de una docena de veces. Y eso quieras que no, desluce bastante el resultado global.
La historia se centra desde el comienzo en su protagonista. Bashir Lazhar, un afable profesor argelino que llega a un instituto de Quebec para hacer una sustitución. Sin embargo, la clase que se encuentra está enrarecida por un suceso traumático sucedido poco antes. Por si eso no fuera suficiente impedimento, existen obvias barreras culturales entre una clase canadiense de hoy en día y un profesor extranjero bastante chapado a la antigua. Lazhar deberá poner en orden su clase al mismo tiempo que pone en orden algunos asuntos de su pasado. Un pasado que podríamos definir como turbulento.
En el plano técnico manda el minimalismo. Minimalismo narrativo y visual. Si bien la fotografía carece de defectos evidentes, las escenas están por lo general vacias de todos los elementos no necesarios, dando una cierta sensación de simpleza en el apartado. No sabemos si esa simpleza es un descuido al planificar, o un hecho intencionado para transmitir imágenes calmadas a los espectadores. El montaje es correcto: Aún a pesar de las carencias argumentales que ya comentaremos, se las apaña para mantener un ritmo pausado pero constante, que invita a relajarse y dejarse llevar. La BSO también es correcta, destacando sobre todo en un par de piezas de piano bastante inspiradas que logran crear una atmósfera muy adecuada. Quizás lo mas destacable del apartado sea la actuación del protagonista, que interpreta su papel a la perfección.
Lamentablemente, al entrar a valorar su narrativa y su trama no podemos ser tan indulgentes. A la poca originalidad de la propuesta se le suma una manera muy tibia de narrarnos la historia, quizás huyendo del efectismo o por miedo a caer en excesos dramáticos, lo cierto es que resulta insuficiente: mantiene el interés pero no llega a implicar al espectador en ningún momento. Además adolece de algunos problemas de fondo: Y es que cuando averiguamos el pasado del profesor nos damos cuenta de lo predecible que resulta el conjunto. Estos elementos configuran globalmente una historia que no destaca particularmente en las formas, y que escasea en contenido (teniendo en cuenta su duración).
Conclusión:
Se trata de una película que no comete grandes errores, pero a costa quizás de renunciar a los grandes aciertos. Argumentalmente insípida, aunque muy sencilla de digerir por su ritmo paulatino y poca ambición narrativa. La falta de originalidad y de un cierto factor de impacto la condenan al montón de películas de temática similar. Aún así, si te llama la idea, merece al menos un visionado.