Después de haberla visto, solo puedo lamentarme de que no haya sido una producción de la HBO y sus excelentes estándares de calidad. Una temática interesante, un rigor absoluto en la adaptación y una pésima ejecución.
En esta miniserie recorremos la historia del pueblo judío según las Escrituras. De esta forma vivimos el pacto de Abraham con Dios, la liberación de los judíos por Moisés y su establecimiento en la Tierra Prometida. Entre medias asistimos a algunos pasajes del Antiguo Testamento poco relevantes pero muy conocidos como las desventuras de un Sansón negro. Hacia mitad de la serie llegamos al nacimiento de Jesús, conocemos algunos de los milagros más importantes y la serie concluye con su crucifixión y posterior resurrección.
Reproducir la Biblia en tan poco tiempo es definitivamente imposible. Así pues los creadores, con gran acierto seleccionaron unos cuantos pasajes de la Biblia y les dedicaron el tiempo necesario, en lugar de dar una visión más global y por lo tanto más superficial. El problema surge cuando malgastan un tiempo excesivo recreando algunos pasajes que son meramente anecdóticos como la conquista de Jericó y que llegan a aburrir. Aunque el tiempo no es un lujo en una historia tan abreviada, los creadores pensaron que con sangre todo es mejor, y no hay capítulo en el que no haya una batalla, pelea o derramamiento de sangre incluso aunque no venga a cuento. Uno se pregunta por qué no dedican sus esfuerzos a desarrollar la personalidad de los protagonistas ya que salvo contadas excepciones son planos y transparentes. La cosa mejora con la vida de Jesús. En primer lugar se percibe ya cierta continuidad y una mejor estructuración del tiempo. Las enseñanzas de Jesús se alternan con milagros y recrean los principales pasajes del Nuevo Testamento, aunque es sangrante que en cinco episodios, Jesús solo cuente una parábola.
Los actores, salvo contadas excepciones, dejan bastante que desear. Buena parte de la culpa de que los personajes parezcan personajes de cuento infantil que los define un único rasgo es de los actores. No contemplan la posibilidad de que los villanos de algunos pasajes de la Biblia no sean malvados por definición, sino que pudieron haberse equivocado. Quizá el único que se salva de esta debacle de interpretaciones sea Diogo Morgado (Jesús) que salvo por el hecho de que hace unas pausas innecesarias en sus declamaciones, realiza una actuación convincente.
El apartado técnico no es mucho mejor que el resto de aspectos. A una introducción magistral, le siguen unos efectos especiales bastante cutres, como cuando Moisés convierte el agua en agua roja. Otro cantar es la banda sonora, a manos Hans Zimmer una música que si bien no se aparta un milímetro de sus estándares sigue siendo soberbia. La ambientación, por otro lado, si que esta muy lograda.
Conclusión:
Cogí esta serie con gran entusiasmo ya que me parecía una oportunidad única para aprender sobre el Antiguo Testamento de una forma amena. Una oportunidad desperdiciada aunque no aburrida. Demasiado ligera para mi gusto, hay abundante acción, y te acabas acostumbrando a los efectos especiales e incluso a que Obama te vigile con su mirada siniestra.